Psicóloga facilitadora de relaciones apacibles

Conectar con los demás

Recupera tu sistema de conexión social

Estamos diseñados para conectar con los demás, pero si ese sistema se bloquea, surgen la ansiedad o la depresión, la dependencia o el aislamiento y los conflictos.

Si conectar con los demás no te resulta fácil o agradable, es normal que te digas a ti misma que eres menos sociable que los demás o necesitas relacionarte menos que la mayoría… y te aísles más o dejes de intentar relacionarte.

Y aunque yo también defiendo la calidad frente a la cantidad, tener un sistema de conexión social sano es importante, no solo para tener relaciones más plenas y apacibles, sino para poder sentir mayor calma y seguridad en todos los aspectos de tu vida.

No te condenes a ti misma a una vida de soledad e inseguridad…

ÍNDICE

En el sistema de conexión social está enraizada nuestra búsqueda biológica de seguridad, y un imperativo biológico implícito de conexión y corregulación de nuestro estado fisiológico con otro.

Stephen Porges

Para qué sirve el sistema de conexión social

Tu sistema de conexión no “sólo” te ayuda a “hacer amigos” o “llevarte bien con la gente”. Hablamos de algo no tan cognitivo, sino más profundo y “físico”.

La interacción social es una de las principales herramientas de las que disponemos para hacernos sentir seguras y regular nuestros estados internos (a nivel fisiológico y mental).

Cuando sentimos malestar o percibimos alguna amenaza, nuestro primer recurso (involuntario) para recuperar la calma y la seguridad es buscar ayuda, apoyo y consuelo en otra persona.

Buscamos con la mirada caras amables, o personas que nos puedan hablar con dulzura.

Sentirnos conectadas a los demás (a través de expresiones faciales de calma y confianza, o voces melodiosas) nos hace sentir a salvo.

Cuando tu cuerpo se siente a salvo, tus órganos (pulmones, corazón, estómago, músculos, cerebro…) pueden desarrollarse de forma saludable y contribuir a tu bienestar físico y psicológico.

Desde ese estado, de calma y seguridad, es mucho más fácil sentirnos relajadas, transmitir (y percibir) confianza y conectar con los demás.

Por tanto, tu sistema de conexión social te ayuda a sentirte más cómoda, segura y conectada en presencia de otras personas. 

Los nervios y estructuras que definen el sistema de conexión social y regulan la expresión facial, la ingestión, la escucha y la vocalización se integran en una vía neuronal del sistema nervioso autónomo que calma el corazón e inhibe las defensas.

Stephen Porges

Qué hace que tu sistema de conexión social se bloquee

Cuando las personas que nos rodean no nos aportan “indicios de seguridad” (miradas y palabras tiernas, sensibilidad y reciprocidad, etc.), nuestro sistema de conexión social va (poco a poco) bloqueándose.

El sistema de lucha y huida (más antiguo evolutivamente hablando), tomará el control frente a la interacción social, y nuestro cuerpo se “activará” para protegernos.

Como adultos, tenemos muchas más opciones para defendernos, regularnos y recuperar la calma y la seguridad: salir a pasear, hacer deporte, llamar a un amigo, escuchar música…

Pero cuando somos pequeños son más bien limitadas: si nuestro entorno no nos transmite esa calma y seguridad, difícilmente podremos lograrla por nuestra cuenta.

Si tus familiares cercanos no eran capaces de mirarte y hablarte con paciencia y cariño, o si te hacían sentir que había muchas cosas en ti que estaban mal, es comprensible que te cueste sentirte relajada y segura con otra persona, o que salten las “alarmas” con facilidad.

Lo más probable es que tu sistema de conexión social (y relajación) esté poco activo, mientras que el sistema de lucha/huída (o movilización para la acción) esté más activo.

Cuando esto sucede, tu cuerpo puede experimentar toda una serie de síntomas o sensaciones desagradables a nivel físico: taquicardia, respiración acelerada, problemas digestivos, ausencia de expresividad facial, hipersensibilidad a los sonidos… 

En este estado fisiológico de amenaza, incomodidad y malestar, a tu cuerpo le resulta más fácil detectar las señales de “peligro” que percibir indicios de seguridad y conexión.

Y le resulta más difícil también, transmitir al otro señales de calma, confianza y seguridad.

Es un círculo vicioso de desconexión en el que el estado y comportamiento social de uno afecta negativamente al estado y el comportamiento social del otro.

Si te has sentido ignorada, rechazada o desconectada de las personas significativas para ti desde pequeña, es normal que ahora como adulta tu sistema de conexión social falle.

Cómo activar el sistema de conexión social

A la hora de recuperar nuestra capacidad para sentirnos seguros y conectar mejor con los demás, solemos darle demasiada importancia a los pensamientos y muy poca al cuerpo.

Nos empeñamos en cambiar aquello que nos decimos a nosotras mismas sobre nosotras mismas o sobre las personas con las que nos relacionamos.

Y, aunque suavizar el diálogo interno es un aspecto importante a trabajar en un proceso de acompañamiento personal, gran parte de esas creencias limitantes se construyeron a partir de sensaciones físicas desapacibles.

Aprender acciones sencillas que te permitan calmar ese malestar y experimentar una sensación física de seguridad te puede ayudar a recuperar tu capacidad para “mandar y recibir” señales de conexión.

Es así como puedes construir relaciones más apacibles contigo misma y con los demás.

¿Y qué acciones puedes llevar a cabo para ganar seguridad y reactivar tu sistema de conexión social (y que eso te haga sentirte cada vez más segura y más conectada)?

Aquí tienes algunos ejemplos:

– alargar tus espiraciones: soltar el aire de forma lenta y profunda

  • cantar o escuchar música melódica femenina
  • reducir el ruido de fondo (sobre todo de baja frecuencia) en tu entorno
  • pasar más tiempo en ambientes naturales, abiertos, luminosos y relajantes
  • rodearte de personas que puedan transmitirte señales no verbales de calma y confianza
  • exponerte a imágenes o sonidos amables y agradables
  • mecerte (en una mecedora, una hamaca o una pelota de pilates)
  • alargar las frases añadiendo más palabras entre una respiración y la siguiente
  • expresar sentimientos positivos a través de tu cara, tu cuerpo y tu voz

Todas estas acciones físicas pueden ayudarte a sacar a tu cuerpo de un estado de hipervigilancia o alerta y llevarlo a un estado de mayor relajación y disposición para conectar.

Si somos capaces de crear entornos seguros, podemos acceder a circuitos neuronales que nos hagan ser sociables, aprender y sentirnos bien

Stephen Porges

Conclusiones sobre la conexión social

Tu cuerpo y tu mente están diseñados para conectar y regularse con otras personas.

Por eso, si creciste en un entorno poco recíproco, es normal que te hicieran desconectarte de los demás: fue su manera de protegerte de la incomprensión, la indiferencia o el rechazo.

Sin embargo, puedes revertir ese proceso y ayudar a tu cuerpo a volver a sentirse seguro.

Sentirte cómoda en tu cuerpo, a salvo y a gusto contigo misma te ayudará a reactivar tu sistema de conexión social.

Gracias a esto, tu sensación de seguridad y conexión se irán alimentando de manera positiva la una a la otra. Y podrás crecer en todos los ámbitos de tu vida 

Porque donde antes luchabas por defenderte o protegerte de las amenazas, ahora puedes enfocar tu atención e invertir tu energía en disfrutar de aquello que te llena.

Las interacciones sociales (…) permiten apaciguar la fisiología y favorecer la salud, el crecimiento y la recuperación.

Stephen Porges

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